miércoles, 19 de agosto de 2009

mi primera vez

No recuerdo si era un lunes, o un domingo, o si llovía, o si hacía sol o si el vecino había venido a pedir un poco de sal, ni ninguna de esas típicas cosas que se recuerdan de los días importantes.
Lo único que recuerdo era que lo tenía delicado, de hecho lo recuerdo porque fue esa la razón que me impulsó a hacerlo. La primera vez que me limpié el culete lo tenía irritado.
Ya le había advertido a mi madre de las inclemencias de aquel rollo de papel higiénico barato que había comprado, pero no me hizo caso y siguió comprándolo de forma repetida, de tal forma que mi castigado orificio anal dijo que no podía más. Y aquel día, tras hacer mis necesidades en aquel por entonces enorme trono blanco (a penas me llegaban los pies al suelo) tomé una decisión, en vez de llamar a mi madre para que me limpiara ella, como era costumbre, decidí hacerlo yo solo.
De esta forma me armé de valor y templanza para realizar semejante hazaña, con supina delicadeza y paciencia conseguí dominar aquel malvado rollo de papel, estirpando las indómitas heces malolientes que no se resignaban a abandanar mi culete con tanta facilidad. Hasta que lo conseguí.
Cuando tiré de la cisterna me sentí realmente bien conmigo mismo, me sentía dichoso, orgulloso, y paladeé por primera vez las mieles de la independencia. A dia de hoy sigo viviendo con mis padres, pero quién dijo que la evolución fuese algo rápido.

1 comentario:

Marina dijo...

La historia increíble, y el dibujo, enternecedor!! Jo, yo no me acuerdo de mi primera vez...

Un bezito feo!!!